Calentar una casa mediante un aparato de aire acondicionado con aerotermia es un 25 por ciento más barato que hacerlo con una caldera de gas natural. Y si se compara con una caldera de gasóleo, según los estudios de Toshiba, el ahorro asciende prácticamente al 50 por ciento. Por otro lado, un aspecto positivo es que según la normativa, se estaría generando energía renovable. Estos aparatos de aire acondicionado de los que hablamos son bombas de calor, que transfieren la energía desde un foco frío a otro caliente o viceversa. Esto significa que convierten la energía térmica del entorno en calor útil y aprovechable.
Este entorno puede ser la atmósfera, y se habla de aerotermia, puede ser el subsuelo en el caso de la geotermia, o puede ser el agua refiriéndose a la hidrotermia. Lo habitual es que las bombas de calor ofrezcan más energía de la que reciben. A una escala comercial, los aparatos de aire acondicionado aportan tres o cuatro kWh térmicos por cada kWh eléctrico consumido para hacer el intercambio energético con el entorno. En laboratorio, ese rendimiento llega a ser de uno a 10, lo que significa que por cada kWh eléctrico producen 10 kWh térmicos.
Por otro lado, también hay que tener muy en cuenta que la instalación de repartidores de costes de calefacción y válvulas termostáticas permite ahorrar una media del 24’7 por ciento del consumo de calefacción en las viviendas de edificios con calefacción central. Este ahorro en los contadores individuales se obtuvo en un estudio de la Universidad de Alcalá para la Asociación Española de Repartidores de Costes de Calefacción. Los ahorros energéticos medios de las 1.349 viviendas analizadas en este estudio corresponden a unos 7 GWh, que son equivalentes a ocho meses de consumo de energía eléctrica de una vivienda tipo.
El informe confirma que entre las medidas orientadas a ahorrar energía en las instalaciones de calefacción centralizada, el uso de repartidores de costes y válvulas termostáticas es la medida más eficiente por la que se puede optar. Y que este tipo de medidas, además, evita una media de 61 toneladas de emisiones de CO2 al año. Según una directiva europea, de obligado cumplimiento para los países miembros y que España debería haber transpuesto ya, un total de 1’7 millones de viviendas dotadas de un sistema centralizado de calefacción deberían haber instalado contadores de agua y calefacción. Esta medida incurriría en grandes ahorros para estas viviendas que cuentan con sistemas centrales de calefacción.